jueves, 1 de julio de 2010

Editorial

Un mes dedicado a los libros


Estamos julio y festejamos a libro en una de las mayores exposiciones de Ecuador cuya apertura internacional es relevante, nos referimos a la Expolibro 2010 que en su quinta edición presenta múltiples novedades en torno a ese objeto tan apreciado y casi siempre desvalorado, como es el libro.

Dos semanas (del 9 al 12 de julio) donde autores nacionales e internacionales, libreros, editoriales y distribuidores darán a conocer su producción, logrando además de una cercanía con el público y posibles lectores, una visibilización de su trabajo.

Como medio fomentador del arte y cultura general, nos es grato saber que miles de títulos estarán a la disposición de miles de visitantes, ojalá y cada uno de estos visitantes encuentre el libro indicado, porque la lectura enriquece y libera de la ignorancia, es esa puerta mágica a otros mundos (ficticios y reales).

Salud por todos aquellos que de un título o un autor hagan un referente vital ¿quién dijo que un libro no salva?

Los editores

Notas informativas




Bloody city y El lenguaje del abismo:
El viernes 9 de julio a las 18h00 se presentan los poemarios Bloody city del ecuatoriano Alexis Cuzme (el análisis estará a cargo del poeta César Eduardo Galarza); y El lenguaje del abismo del mexicano Arturo Accio (el análisis estará a cargo del poeta Augusto Rodríguez). Las obras serán presentadas en Palacio de cristal, urna sur.







Isadora:
El viernes 2 de julio a las 19h00 se presenta el poemario Isadora de la escritora quiteña Rocío Soria. La cita será en el Palacio de cristal. La obra será presentada por el poeta guayaquileño Luis Carlos Mussó.

Perfil biográfico: Augusto Rodríguez, poeta representativo



Augusto Rodríguez (Guayaquil, 1979) es uno de los poetas ecuatorianos, dentro de su generación, que más ha logrado darse a conocer con su obra. Activista cultural, miembro fundador del colectivo Buseta de papel y actual editor de la revista literaria El Quirófano. En su ficha biobibliográfica constan algunos premios de importancia. Su participación en recitales internacionales le ha dado más impulso a su carrera.

Autor de los poemarios: Mientras ella mata mosquitos (2004) Animales salvajes (2005) La bestia que me habita (2005) Cantos para un dinosaurio ebrio (poemario que fue editado en España, en el 2007, por la editorial especializada en poesía La Garúa) y la breve antología Matar a la bestia (que fue editada en México por Mantis editores en el 2007).

Su obra ha sido ampliamente alabada, tanto por escritores ecuatorianos como extranjeros. Leonardo Valencia ha dicho de su obra “Poemas salvajes pero también leves y frescos, en un preciso equilibrio que revela a un poeta que trabaja en una obra en permanente progreso”. Franklin Ordóñez: “El autor no adopta poses de erudito y nos sorprende con textos bellos y precisos”. Antonio Skármeta: “Augusto Rodríguez es un poeta ecuatoriano para leer de mañana, como un café fuerte que nos deja levitando todo eldía”.




Reseñas:






Ella y yo: músicos


(…) las dos únicas personas que nos caían bien, éramos, ella y yo.
Philip Roth, Goodbye, Columbus


Por: Efraín Peluche
(colaborador)

Una de las preocupaciones para todos aquellos que hemos pasado al otro lado de la vida: de solteros a casados, es conocer cómo nos encontramos en el plano sexual, saber si hemos o no complacido en este aspecto a nuestra pareja. Podríamos inventarnos, ante nuestros amigos y amigas, como los mejores amantes, pero todo cuanto alucinemos más allá de nuestro hogar y de nuestra cama quedará reducido a cenizas una vez que estemos junto a ese ser especial para nosotros.

Después de este primer párrafo me desconozco, es más ni debería haber escrito lo que escribí, pero tengo una espinilla en torno al tema, sobre todo después de que mi esposa me prestó desesperadamente su libro Música entre las sábanas de Kevin Leman (libro que por cierto ella aún no ha terminado de leer).

Pero para qué negarlo, me he divertido leyendo la obra de Leman, y más allá de inmiscuir citas bíblicas y una moral cristiana donde el matrimonio es la base de todo (que pueden ser cosas extremadamente aburridas para un lector anti Biblia y sobre todo contrario a las ideas cristianas), sus consejos son aprovechables, porque es a partir de ese ritmo pausado pre, en y post sexo que la relación afectiva entre la pareja logra una verdadera afirmación.

No nos quejamos: ella y yo hemos creado música, y dado múltiples conciertos que muchos de nuestros vecinos deben haber disfrutado (los menos amargados) y otros renegado (los inactivos y envidiosos, sin duda).

Creación literaria





Diana Zavala Reyes (Jipijapa, 1983). Periodista, narradora y teatrera. Coautora del libro Soledumbre (2009). Sus crónicas aparecen en revista como Soho. Actualmente prepara su primer libro de cuentos.



Lágrimas blancas


-Buenas tardes, ¿está Dorita?
-No.
-mmmm, no sé si me recuerdas, soy Nineiby, en Navidad les traje un pomo de crema medicada.
- Vino en una camioneta?
-Sí.
-Ah, ya me acuerdo de usted, pero esa vez llegó con un hombre.
-Ya no trabajo con él, tampoco ando en camioneta. Creo que tu nombre es Luciano, dime ¿a qué hora regresa tu hermana?
- Se fue a la escuela, de vieja quiere aprender a leer y escribir, no llega hasta las cuatro y media, creo que falta bastante, ¿qué hora es?
- Faltan diez para las cuatro, tengo tiempo para esperar si esta vez no te molesta.
Nineiby se sentó en un banquito de madera junto a Luciano, tenía los pies y el blue jean empolvados de recorrer el pueblo ofreciendo lavaplatos líquido. Paseó sus ojos por la sala de la casa tratando de fijar lo menos posible la mirada en Luciano, quien se esforzaba por observarla con el ojo izquierdo mondado, rojizo y purulento. El único que podía abrir.
Ella preguntó sobre la funda con globos policromos que había en la pared. Él respondió que no eran para una fiesta- cosa que en sus 37 años nunca había tenido- los vendía a niños de la escuela. También comentó que su hermana se encargaba de la venta de productos difíciles, que ameritaban medir y pesar.

¿Qué vende?
-Arroz, azúcar, aceite al granel.

A Nineiby le sorprendieron los detalles, en diciembre cuando visitó a los hermanos huérfanos, para su cristiana caridad, Luciano se negó a responder cualquier pregunta, hasta se encerró en la cocina y le dijo a su hermana que no recibiera más extraños.
Nineiby aprovechó la apertura para averiguar qué usaba Dorita en el lavado de platos, era necesario replantear su discurso. A las señoras del pueblo les había hablado de lo importante que es para la mujer no estropearse lavando platos, de lo inolvidable que resulta estrechar una mano suave, hermosa. Las manos de Luciano eran llenas de costras cafecitas que a ratos sangraban. Todo su cuerpo era escamoso, también el de su hermana: los llamaban peces.
-Lava los platos con ese polvo que se le echa a la ropa sucia- comentó Luciano, su ojo goteaba un líquido blancuzco.
- Eso no es bueno para su piel, el producto que cargo-sacó la botella del bolso- no la lastimará. Además puedo dejarle varias unidades más baratas para que haga negocio. Toma, míralo.
-No, casi no puedo ver. Cuando ella venga le hablará de eso, mejor que usted haya venido sola – dijo emocionado.
¿Por qué, te molestan los grupos de gente?
- Me gusta hablar a solas con una mujer- mostró su sonrisa de encías inflamadas y pocos dientes. Eran grandes, torcidos y con mucha masilla.
Ella sacó su celular, consultó la hora. Luciano acercó su banco, le dio una palmada en la pierna, le dijo: Nine, tenemos tiempo.
Nineiby le retiró la mano- la sintió más seca de lo que imaginaba- y notó que sobre el pantalón roído se levantaba el pene.
-¡Jesús!, casi olvido que una señora que vive cerca me pidió volver justo ahora, porque llega el marido y es quien puede comprarme varias botellas.
¿Cuál señora?
Nineiby se levantó, dio la vuelta y avanzó con su bolso lleno de lavaplatos. Se alejó dando pasos largos, perseguida por la imagen de Luciano y sus lágrimas blancas.