jueves, 1 de julio de 2010

Reseñas:






Ella y yo: músicos


(…) las dos únicas personas que nos caían bien, éramos, ella y yo.
Philip Roth, Goodbye, Columbus


Por: Efraín Peluche
(colaborador)

Una de las preocupaciones para todos aquellos que hemos pasado al otro lado de la vida: de solteros a casados, es conocer cómo nos encontramos en el plano sexual, saber si hemos o no complacido en este aspecto a nuestra pareja. Podríamos inventarnos, ante nuestros amigos y amigas, como los mejores amantes, pero todo cuanto alucinemos más allá de nuestro hogar y de nuestra cama quedará reducido a cenizas una vez que estemos junto a ese ser especial para nosotros.

Después de este primer párrafo me desconozco, es más ni debería haber escrito lo que escribí, pero tengo una espinilla en torno al tema, sobre todo después de que mi esposa me prestó desesperadamente su libro Música entre las sábanas de Kevin Leman (libro que por cierto ella aún no ha terminado de leer).

Pero para qué negarlo, me he divertido leyendo la obra de Leman, y más allá de inmiscuir citas bíblicas y una moral cristiana donde el matrimonio es la base de todo (que pueden ser cosas extremadamente aburridas para un lector anti Biblia y sobre todo contrario a las ideas cristianas), sus consejos son aprovechables, porque es a partir de ese ritmo pausado pre, en y post sexo que la relación afectiva entre la pareja logra una verdadera afirmación.

No nos quejamos: ella y yo hemos creado música, y dado múltiples conciertos que muchos de nuestros vecinos deben haber disfrutado (los menos amargados) y otros renegado (los inactivos y envidiosos, sin duda).

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