Jorge Osinaga (Guayaquil, 1983). Poeta y periodista guayaquileño. Su obra poética consta en varias antologías, tanto impresas como virtuales. Los poemas que aparecen en esta breve muestra pertenecen a su poemario inédito Impúdica presencia del 2005 y que el autor espera pronto publicar.
LA PERDICIÓN DE TROYA
Hay que decir las cosas como son
La perdición de Troya no la trajo un caballo,
vino en forma de yegua:
Helena en cuatro.
CASANDRA
A las mujeres
nadie les hace caso
No insistas Casandra,
inútil es tu esfuerzo
Troya arderá
así te pares de cabeza,
vacíes todo el vino,
clames a la sorda e invisible
cojudez divina
y Helena entregue aquello
por lo que todos pelean
HÉCTOR
A Héctor no le quedo otra
que defender lo suyo;
a mí no me quedó más
que tratar de tomar el último bus a casa
Por blandir su espada
fue arrastrado;
por el hecho de extender mi pulgar
yo también lo fui
En algo nos parecemos
príncipe troyano,
solo que en tiempos y situaciones adversas
Tú enfrentaste al polvoso fuego
que enrumbado te ofrecía
el carro de aquel de los pies y culo ligeros
Yo, en cambio, puse duros mis pies y culo
colgado de la manija del autobús;
Tú pagaste pasaje
Y yo
¿cómo iba a morirme
por darle el capricho al chofer del autobús?
EL NAUFRAGIO DE ULISES
Amada Penélope,
no naufragué
en mi desesperación por verte
ni vagué por el mundo
al tratar de encontrarte
Lo hice para conocer
el sabor del sacrificio
de cargar el tremendo peso
de tu ausencia en mi entrepierna
LA PERDICIÓN DE TROYA
Hay que decir las cosas como son
La perdición de Troya no la trajo un caballo,
vino en forma de yegua:
Helena en cuatro.
CASANDRA
A las mujeres
nadie les hace caso
No insistas Casandra,
inútil es tu esfuerzo
Troya arderá
así te pares de cabeza,
vacíes todo el vino,
clames a la sorda e invisible
cojudez divina
y Helena entregue aquello
por lo que todos pelean
HÉCTOR
A Héctor no le quedo otra
que defender lo suyo;
a mí no me quedó más
que tratar de tomar el último bus a casa
Por blandir su espada
fue arrastrado;
por el hecho de extender mi pulgar
yo también lo fui
En algo nos parecemos
príncipe troyano,
solo que en tiempos y situaciones adversas
Tú enfrentaste al polvoso fuego
que enrumbado te ofrecía
el carro de aquel de los pies y culo ligeros
Yo, en cambio, puse duros mis pies y culo
colgado de la manija del autobús;
Tú pagaste pasaje
Y yo
¿cómo iba a morirme
por darle el capricho al chofer del autobús?
EL NAUFRAGIO DE ULISES
Amada Penélope,
no naufragué
en mi desesperación por verte
ni vagué por el mundo
al tratar de encontrarte
Lo hice para conocer
el sabor del sacrificio
de cargar el tremendo peso
de tu ausencia en mi entrepierna
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